Los meridianos son canales por donde la energía circula a través de nuestros organismos. Estas vías, simétricamente distribuidas a lo largo del cuerpo, se encuentran conectadas a cada uno de nuestros órganos.

Todas las emociones están vinculadas a los órganos vitales. Y estos, a su vez, a ciertos puntos y canales energéticos del cuerpo, a través de los cuales fluye el ‘chi’ o ‘qi’. Esta energía vital, que todo ser vivo posee, es responsable de unir el cuerpo físico con la mente, las emociones y el espíritu, así como con la energía de otros seres vivientes.

Cuando los órganos no reciben suficiente energía a través de los meridianos —debido a algún bloqueo en el flujo del chi—, es posible que nuestra salud física y emocional se vea afectada, hasta el punto de hacernos perder la habilidad de sentir y conectarnos con otros, el entorno y nosotros mismos.

Este bloqueo puede deberse a diferentes causas: dietéticas, emocionales, traumáticas, una actividad mental dañina o factores medioambientales. Muchas veces arrastramos los efectos de experiencias del pasado, que proyectamos sobre el presente. Estas pueden permanecer en el inconsciente y, sin ser notadas, afectar órganos y sistemas.

Para liberar estas disrupciones, estimulamos acupuntos específicos sobre los meridianos, ejerciendo presión o vitalizándolos, de esta manera desbloqueamos la energía estancada, obstruida, excesiva o deficiente de los órganos y sus meridianos, y ayudamos así a estimular el buen flujo del chi, o energía vital.

Así como contamos con un sistema sanguíneo, un sistema linfático y un sistema nervioso, contamos también con un sistema energético. Si pudiéramos ver los meridianos en su totalidad, observaríamos nuestro cuerpo como una extensa y compleja red: un espacio conectado por un entramado de canales energéticos.